Enviado por Manuel Matamoros el Sáb, 22/12/2018 - 12:38 Enlace permanente
Una norma tardía pero imprescindible
Como profesional del ámbito jurídico especializado en la gestión del juego privado debo felicitar a la Comunidad de Madrid, y en concreto a la Dirección de Ordenación y Control del Juego, por promover una regulación del control de acceso que lo impone, por fin, en su concepto de elemento físico de impedimento de la entrada de quienes no deben acceder en ningún caso a una sala de juego, en todos los establecimientos de juego.
Una norma jurídica que resulta imprescindible, que responde eficazmente a la demanda social equilibrada y coherente (de la que debemos excluir toda la demagogia de carácter agitativo), y a la que, a la espera de su concreta formulación, el único reproche que se le debe hacer es que tenía que haber existido antes (lo que no significa que sea tarde, porque tarde no será para regular el futuro a partir de su entrada en vigor).
Constituye, en definitiva, una reacción proporcional y adecuada del ordenamiento jurídico a los riesgos sociales que comporta el desarrollo de una determinada actividad (obviamente mucho menores que los que derivan de la movilidad automóvil, por ejemplo) que no sólo no se discutirá, sino que se celebrará, desde los propios agentes empresariales responsables (es decir, los que asumen naturalmente que el lícito ejercicio de una actividad económica comporta deberes y cargas orientados a reducir, minimizar o impedir los efectos sociales negativos que, junto a los positivos, produce esa actividad). Esta amplia mayoría dentro del conjunto de los empresarios privados de juego lo último que desea es que su modelo de negocio responsable se vea afectado por la competencia de modelos de negocio irresponsables orientados a monetizar efectos negativos sobre la sociedad que son fácilmente evitables.
Finalmente, como sugerencia, entiendo que la interdicción de acceso derivada de las inscripciones en cualquier registro de ámbito autonómico o estatal debería unificarse, simplificarse y universalizarse, pero quizá sea materia del Consejo de Políticas del Juego y demás ámbitos de coordinación interterritorial.